8 Jun 2007

Los misterios del aire de casa

Por Fabiola

Gas de combustión de coches, humo contaminado: esto es el smog en el imaginario colectivo. No pensamos jamás que en nuestra propia casa u oficina el aire puede ser más sucio que en el exterior. De hecho, la mayoría del tiempo es así. La mayor parte de la población urbana pasa del 90 al 95% del tiempo en lugares cerrados, donde los agentes nocivos puede ser muchos: formaldehídos, compuestos volátiles de productos químicos para la limpieza de la casa o la oficina, ácaros, polvo, humo de cigarrillos y gas de combustión de los hornos y calentadores...

Los diversos disturbios causados por la contaminación interna (indoor) son reunidos bajo el nombre de Sick Building Syndrome (SBS, o Sindrome del Edificio Enfermo): se compone de irritaciones oculares, dolor de cabeza, náuseas y/o somnolencia que aparecen apenas uno llega al lugar en cuestión. A la SBS se suma la Building Related Illness (BRI), disfunción asociada a las sustancias contaminantes presentes en el ambiente interno, y la Multiple Chemical Sensitivity (MCS), imposibilidad de tolerar un ambiente químico o una cierta clase de sustancias químicas.

¿Qué hacer para mejorar el aire en los espacios cerrados y evitar molestias en la salud?

Es suficiente ventilar las estancias al menos una hora al día, usar paños electroestáticos para sacudir el polvo y usar menos sustancias químicas para limpiar la casa. También es bueno disfrutar de la potencialidad de algunas plantas como el filodendro, el aloe vera o la dracena, que absorben naturalmente los contaminantes del aire.

Otras pequeñas sugerencias e informaciones útiles:

  • Usar saquitos de lavanda o trocitos de cedro para perfumar los armarios. Las bolitas de naftalina pueden provocar náuseas y fatigas.
  • Escoger muebles de madera rústica, tratados lo menos posible y de madera certificada. Incluso los muebles "ecológicos" o "étnicos" a veces son tratados con sustancias químicas (DDT) para evitar la formación y proliferación de hongos y bacterias, pero esas sustancias se dispersan en el aire de los espacios cerrados. Lo mismo sucede con los paneles que se usan para separar ambientes: liberan formaldehídos al aire.
  • Si no es posible el recambio natural del aire, se pueden utilizar filtros de materiales naturales absorbentes (como el carbón activo que reduce la concentración de contaminantes) o aparatos depuradores.
  • Controlar el polvo que viene del exterior, lo llevamos en los zapatos y se deposita en todas las superficies. Es aconsejable sacudirse bien los pies en un choapino fuera de casa, antes de entrar en ella.
  • Contra los hongos o líquenes que se pueden formar en la cocina o baño: tender la ropa recién lavada en el exterior, o con las ventanas abiertas para que no se condense el agua dentro de la casa.
  • Plantas como la areca palmada, el filodendro, el ficus, la dracena o la dieffenbacchia son capaces de absorber gran cantidad de moléculas volátiles en el aire, y también son útiles para combatir las alergias.
  • Usar lo menos posible vasos térmicos, que son gomas y resinas disueltas en solventes (tolueno, xileno, pentano, nitropropano, benceno, hidrocarburos) que para funcionar deben evaporarse, dejando partículas químicas en el aire.
Fuente: Chiara Boracchi para LifeGate. Traducido por Ecosofia. Fuente fotos: RaeA, Van Swearingen, Cewil.