19 Abr 2006

Energía nuclear: ¿energía segura?

Por Fabiola
Hace casi 20 años, el 26 de Abril de 1986, ocurrió la tragedia nuclear de Chernobyl. En un reporte publicado hace pocos días por "Médicos contra la profileración de la guerra nuclear"-una organización sin fines de lucro y ganadora del premio nobel de la paz en 1985- se indica cómo este desastre fue causa directa de más de 10.000 casos de cáncer a la tiroides, 10.000 niños nacidos con deformidades y 5.000 niños muertos al nacer. En este artículo, vuelvo sobre los argumentos de quienes defienden la seguridad, limpieza y conveniencia del uso de energía nuclear con fines no bélicos.

El desastre de Chernobyl en 1986

La estación de Chernobyl estaba situada en lo que hoy es Ucrania, cerca del rio Pripyat y la frontera con Bielorrusia. El accidente ocurrió durante una operación rutinaria en que una cadena de acontecimientos y errores llevó al desastre. En el reactor número 4 de la central, una falla que produjo la deformación de los conductos de las barras de grafito, que se usan para templar la reacción nuclear fue causa de que el reactor generara 30 veces más energía que su capacidad normal, explotara, y parte de su estructura se incendiara descontroladamente. El accidente comienza a las 01:23 am. Durante 4 horas los bomberos lucharon para controlar el fuego, pero no fueron adecuadamente advertidos de lo peligroso del accidente y varios de ellos murieron a los pocos días. Durante el transcurso de la jornada, se hizo obvio que el accidente era más grave que un simple incendio y que había una importante fuga de radiación. A cuatro kilómetros del reactor afectado por el accidente, se sitúa la ciudad de Pripyat, construida especialmente para los empleados de la central. Cuando sucede el accidente, 45.000 personas vivían allí. Se les evacuó en buses, y para hacerlo rápido, se les indicó que la evacuación sería sólo por tres días. La zona permanece clausurada hasta el día de hoy. En las siguientes semanas se evacuó a unas 116.000 personas que vivían en una zona de 30 km a la redonda. Como medida "temporal" que también continúa hasta nuestros días, se selló el reactor dañado con un "sarcófago" de concreto y acero, y se continúo usando los otros reactores durante 10 años más. La planta nuclear fue cerrada en el 1996. Sin embargo, casi 400.000 personas participaron -y siguen haciéndolo- en tareas de limpieza y reparación posteriores al accidente. Aquí tenemos una fuente de disenso importante, porque mientras algunas organizaciones insisten en que Chernobyl fue el accidente nuclear más macabro de la historia del siglo XX, hay científicos que reclaman que el accidente de Chernobyl no fue de la magnitud que los medios nos informaron.

El legado de Chernobyl

Según un informe del Comité Científico sobre los Efectos de la Radiación Atómica de la ONU (UNSCEAR por sus siglas en inglés), más de 5 millones de personas de Rusia, Bielorrusia y Ucrania fueron contaminadas directamente por la radiación de Chernobyl. A ellas, se suman los afectador por la nube de contaminación radiactiva, la que toca, más temprano o más tarde, al resto de Europa. La UNSCEAR divide los efectos del accidente en tres áreas de atención primordial: salud de las personas, medioambiente y socioeconómicas. En la salud, las más importantes consecuencias son el cáncer a la tiroides en niños, riesgo de enfermedades cardiovasculares, leucemia, stress, depresión, ansiedad. En el medioambiente, la contaminación de las tierras de cultivo es una de las consecuencias más importantes, porque el consumo de los productos agrícolas, la carne y la leche aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cancerígenas y mortales. Pero además, la radiación post-accidente ha aumentado la mortalidad en vegetales como las coníferas, gusanos de tierra y mamíferos de todo tipo, asi como ha tenido consecuencias en su éxito reproductivo (aumento en la cantidad de abortos, que también es una consecuencia en los seres humanos). Los esfuerzos de la cooperación internacional y del gobierno para ayudar a los afectados por el desplazamiento y la contaminación de Chernobyl han tenido efectos positivos indiscutibles, pero necesitan ser mejorados. Los que niegan "el holocausto" de Chernobyl insisten en que estas consecuencias no son tan directamente causadas por el accidente, más que por los medios de comunicación y por organizaciones ecologistas alarmistas. Sin embargo, creo que más allá de las responsabilidades por la información emitida o por las banderas que cada quien defienda, hay una importante lección que aprender.

¿Cuál es la moraleja?

Este desastre constituye el accidente más grande ocurrido en una central de energía nuclear. El segundo accidente más grave sucedió en una central nuclear en Tokaimura, Japón, en 1999 y ahí murieron dos trabajadores. El secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan dijo en Junio del 2002 respecto a la tragedia:
No debemos olvidar nunca la dimensión humana del problema de Chernobyl. Además, a fin de movilizar el apoyo internacional que tanto necesitan las personas que siguen viviendo a la sombra de esta catástrofe, debemos proporcionar una corriente permanente y sostenida de información pública imparcial y fiable con el fin de que otros tampoco olviden lo sucedido.
El principio de precaución es un principio filosófico que alude a la necesidad de pre-caver las consecuencias negativas de una actuación, evaluando los riesgos para decidir finalmente si actuar o no. Cuando existe evidencia insuficiente sobre ciertos riesgos se aplica el viejo adagio: "ante la duda, absténgase". Pero creo que esta premisa es totalmente desconocida para nuestros sistemas político-económicos, cada vez más audaces (por no decir lisa y llanamente irresponsables) frente a sus actuaciones cuando una buena fuente de retorno económico se pone por delante. Frente a la gran cantidad de catástrofes ecológicas que presenciamos en las últimas décadas, creo que este principio resultará insoslayable para no tener que ser víctimas nosotros, nuestro planeta y nuestros descendientes, de catástrofes como la de Chernobyl. Hay muchas fuentes de energía abundantes, renovables y limpias (eólica, solar, mareomotriz, térmica, geotérmica, biomasa) que están siendo tecnológicamente mejoradas para ser competitivas económicamente, pero que siempre requerirán de voluntad política para pagar los costos de convertir energía contaminante o insegura en energía limpia. Si la energía solar o eólica fuera más barata seguro que hace tiempo la usaríamos masivamente. El punto está en si pagamos el costo de convertirnos a energías limpias ahora, o esperamos y le dejamos a las siguientes generaciones el costo (por cierto mucho mayor) de limpiar lo que nosotros hemos ensuciado. Fuentes: Chernobyl.info, Wikipedia, Naciones Unidas,UNSCEAR. Fuente fotografías: Wikimedia, Potassium Iodide Anti-Radiation Pill.