7 Abr 2006

Contaminación: ¿problema de quién?

Por Fabiola

Las políticas medioambientales generalmente destinan grandes recursos -materiales y humanos- a la disminución de los efectos de la contaminación. Estos esfuerzos están enfocados en las consecuencias, pero deberían también ir acompañados de esfuerzos en las causas, es decir, mejorar los procedimientos de producción utilizando materiales e insumos menos contaminantes.

La ciudadanía está bastante acostumbrada a que sea el estado quien se haga cargo del problema de la contaminación. Sin embargo, creo que olvidamos a el inicio de todos los problemas medioambientales actuales: el consumo. La industria produce para cubrir las exigencias crecientes de una sociedad que busca satisfacer sus "necesidades". Y creo que ahí está el punto álgido en la cuestión de la contaminación y sus consecuencias: preguntarnos "¿Es absolutamente necesario e imprescindible consumir TODOS los productos que hoy estamos consumiendo?"

La gran parte de las políticas medioambientales contra la contaminación están dirigidas más bien a paliar sus efectos negativos. Un ejemplo de este tipo de políticas -a nivel global- lo constituye el Protocolo de Kyoto, cuyo objetivo es conseguir reducir un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 2008-2012. Ahora, si bien también muchos recursos de I+D (Investigación y Desarrollo) se dedican a la investigación de medios alternativos de producción (como combustibles o elementos menos contaminantes), aún así estamos lejos de constituir en la práctica un ejemplo vivo de sostenibilidad. ¿Por qué? A mi modo de ver las cosas, por un importante factor socio-cultural: la sociedad occidental se permite el lujo de consumir ilimitadamente, sin pensar en las consecuencias que estas decisiones económicas locales tienen a nivel global: contaminación sistemática, persistente y creciente de aguas, suelo, aire, cantidades crecientes de desechos no degradables (o de difícil degradación natural), etc. Nosotros como consumidores parecemos no estar conscientes de que cada decisión de compra impacta en un mercado global que está diseñado para responder siempre a las demandas del cliente -demandas que pueden ser individuales (como ropa, artículos de aseo, limpieza, caprichitos tecnológicos) o sociales (como materiales de construcción, alimentos, destinos turísticos, etc...)

Planteándonos en esta trascendencia de nuestras decisiones de consumo: ¿estamos conscientes de lo que la satisfacción de nuestras "necesidades" significan para el medioambiente? Si el ecosistema apenas tiene capacidad para regenerar los materiales de desecho orgánico (no nylon, plástico, látex, aleaciones metálicas, etc.), ¿qué pasa con todos los objetos que consumimos cuando los desechamos?: pañales desechables, compresas, maquinitas y dispositivos desechables de todo tipo (afeitadoras, pilas alcalinas), móviles o celulares, computadores, chatarra, en fin: basura...

Sabemos que por diseño cuando se recicla en algunas ciudades y tenemos que darnos "el fastidioso trabajo" de separar la basura, ésta se va a diferentes destinos de acuerdo a su reutilización. Pero ¿qué pasa con todos los desechos que simplemente no pueden desaparecer ni reincorporarse a una cadena de producción?...¿Hemos pensado en estas cosas? De cara al futuro: ¿seremos capaces de generar una jerarquía de necesidades "sostenible" con el medioambiente?

Finalmente ¿quiénes nos pueden ayudar a responder estas interrogantes? Creo que nadie más que nosotros los ciudadanos. Desde una férrea voluntad de crecer y madurar como sociedades e involucrarnos de una vez en los debates de las problemáticas que nos conciernen. No delegando todo el trabajo en una esfera de expertos técnicos que finalmente resuelven los problemas, mas no desde una perspectiva ético-ciudadana.

 Fuente fotografía: Greenpeace