Desde la revolución verde de los años '50, los animales han sido sacados de la escena bucólica para ser encerrados en la granja de producción intensiva. Esto se ha transformado en uno de los más grandes holocaustos de seres vivos en todo el planeta para abastecer una industria en crecimiento permanente debido a la alta demanda de carne y proteínas de origen animal. Frente a esto, muchas empresas que se dedican a la explotación animal han desarrollado una serie de términos para etiquetar sus productos y hacer creer a los consumidores que éstos han sido obtenidos de manera "humanitaria". En un esfuerzo estratégico por tomar ventaja de las "buenas intenciones" y/o la "mala conciencia" de los consumidores, las empresas nos aturden con mensajes contradictorios de la realidad que viven los animales. Es así como vemos al pollo feliz picoteando el pasto, o bajo el reclamo "alimentado con maíz", en imágenes a la usanza de la granja tradicional: pero lo que sucede en realidad, es que los animales que son utilizados, criados y asesinados por obtener estos productos sufren los mismos tormentos, vejaciones y malos tratos que los de la carne "normal". Después de todo, siempre serán animales criados para comida. Nada más que eso.
En la primavera de 1457 en Francia, la muerte de un niño de 5 años conmocionó a la comunidad de Savigny-sur-Etang. Los sospechosos, una madre y sus seis hijos, fueron llevados a juicio, donde se presentó evidencia, se debatió el caso, y se dictó sentencia: la horca para la madre, perdón para los hijos. Los defendidos en el juicio: una familia de cerdos.
El caso no es raro. En la Europa medieval y en la América colonial miles de animales no humanos fueron llevados a juicio, tanto en tribunales eclesiásticos como seculares. Los animales encontrados culpables eran sentenciados a morir en la horca, en la hoguera, apedreados, a sufrir latigazos, o una combinación de las anteriores. En el siglo XIV en Cerdeña al ganado que traspasaba las cercas se le cortaba una oreja como advertencia. La tercera vez, se aplicaba la pena de muerte.
¿Qué pueden tener de malo aparatos tan útiles y de alta tecnología como los móviles "inteligentes" o los portátiles de última generación? Preferiríamos pensar que no hay nada malo, que simplemente mejoran nuestra comunicación y hacen más fácil nuestra vida.
Pero como en muchas otras cosas, es importante ver más allá de la apariencia y descubrir una parte de estas tecnologías que no es ni bonita ni brillante, pero de la cual también tenemos que hacernos cargo.
Este es el primer artículo de una serie sobre consumo responsable de nuevas tecnologías, para ayudarnos a tomar decisiones conscientes con el resto del planeta, con los animales y con literalmente millones de personas que no disfrutan los beneficios de estos avances, sino que básicamente sólo pagan sus costos.
EcoWiki es una página para documentar amenazas al medio ambiente y compartir conocimiento libre sobre su defensa. Actualmente se enfoca principalmente en España, con un completo mapa que incluye, por ejemplo, especulaciones inmobiliarias en territorios protegidos que amenazan a ecosistemas completos.
El sitio fue creado por Ecologistas en Acción, y aparece en el capítulo 6 de Pensamiento Libre:
En mis interminables búsquedas de información, encontré un libro imprescindible: Why we love Dogs, eat Pigs and wear Cows, an introduction to carnism, firmado por la psicóloga social y profesora de psicología de la U. de Massachussetts, Melanie Joy. En él, explica el concepto de CARNISMO, que referenciaré brevemente en este capítulo, como primera entrega.
Carnismo: Sistema de creencias, o ideología, que condiciona a las personas a comer ciertos animales. El Carnismo es esencialmente opuesto al vegetarianismo y al veganismo; "carn" significa "carne" o "de la carne", e "ismo" denota un sistema de creencias. La mayoría de las personas ve el hecho de comer carne como algo dado en vez de considerarlo una elección. En las culturas que comen carne alrededor del mundo, la gente no piensa en por qué consideran asquerosa la carne de algunos animales y la de otros, apetitosa; como tampoco piensan por qué comen animales. Pero cuando comer animales no es una necesidad para la sobrevivencia, que es el caso de la mayoría de mundo hoy en día; es una elección -y las elecciones siempre provienen de un sistema de creencias.
La caza de las ballenas para obtener beneficio de su carne y de su grasa es una actividad tan antigua como la especie humana, pero es en el siglo XX, con la llegada de los buques factoría, que diferentes especies de ballena se encuentran bajo seria amenaza de extinción por su caza indiscriminada. Los buques factoría son barcos que persiguen, matan, descuartizan y almacenan en frío a los animales. Tienen cada vez mayor capacidad en su bodega y, según la FAO, existen atualmente 38.400 buques de más de 100 toneladas de capacidad en la flota mundial de barcos factoría. Toda una industria casi militarizada al servicio de la muerte de estos mamíferos marinos.
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