Herir al enemigo en lugar de matarlo...
Por Fabiola"Herir al enemigo, en lugar de matarlo, es el objetivo primordial de la nueva generación de armas norteamericanas. Pero no hay que herirle de cualquier forma. Volarle un brazo o una pierna no es suficiente -revelaba Los Angeles Times en vísperas del alto al fuego (en la guerra del Golfo)-, sino que hay que alcanzarle con saña en ese 20 por ciento de su cuerpo donde se alojan los órganos vitales..."
"La situación ideal es producir pequeñas heridas en estos órganos (cerebro, hígado u otras glándulas), en lugar de grandes heridas en las restantes partes del organismo. Un herido en el campo de batalla crea un problema logístico al exigir transporte y atenciones médicas costosas, mientras que un cadáver sólo pide la pala del sepulturero.
El 60 por ciento de todas las muertes en una guerra las ocasiona la artillería, por tanto, había que elevar su calidad y precisión tecnológica. Entonces, han aparecido Adam, Betty y Beehive. Las tres nuevas joyas de la colección. Adam es un proyectil electrónicamente avanzado que busca el hígado del soldado enemigo. Betty explota a la altura de la ingle y afecta a los órganos vecinos. Beehive lanza a enorme velocidad 8.800 diminutos dardos como hojas de afeitar que ocasionan heridas muy profundas de imposible curación. Naturalmente, estos soldados acaban muriendo, pero no el acto, sino después de una lenta y dolorosa agonía que desmoraliza a las tropas y dispara los gastos bélicos.
Nada se ha improvisado. Para la experimentación de estas armas se utilizaron en California machos cabríos, ya que su estructura interna es similar a la humana y además sólo cuestan 10 dólares por cabeza."
No hay mucho más que decir al respecto: si bien en este sitio condenamos cualquier tipo de investigación que utilice animales como conejillos de indias, la investigación militar es especialmente abyecta en cuanto usa animales no humanos para aniquilar a animales humanos. Aquí es más evidente que en ningún otro sitio la explotación y la discriminación, que se aplica primero sobre el animal usado y luego sobre los enemigos políticos o económicos.
Fuente: Ignacio Carrión, en El País, 2 de marzo de 1991. En Riechmann, Jorge: "Todos los Animales Somos Hermanos", página 136. Fuente imágenes: mando2003us, Micawber, Estherase.