7 Jun 2009

Política animal y animales políticos: algunos sorprendentes datos

Por Fabiola

Diferentes investigadores han estudiado a animales gregarios e inteligentes, como macacos rhesus, babuinos, cachalotes, elefantes y lobos, y han descubierto que estos animales tienen formas extraordinariamente sofisticadas de organización política, a menudo involucrando extensas redes sociales. Los delfines macho, por ejemplo, se organizan en al menos tres niveles de amigos y cómplices, como las sociedades humanas en sus primeros tiempos. Además mantienen elaboradas alianzas a lo largo del tiempo, explica Richard C. Connor de la Universidad de Massachusetts en Darmouth.

Entre los elefantes, son las hembras las que se erigen como líderes, cultivando relaciones sociales robustas y añosas con al menos otros 100 elefantes, una tarea en la que les ayuda su poder para comunicarse por infrasonido a través de cientos de kilómetros de suelo en la sabana. Los lobos, al parecer, viven su sociedad altamente jerarquizada con demostraciones de populismo, y si un líder se comporta de manera tiránica, los lobos subordinados se asocian para derrocarlo.


Cuando los animales forman grupos sociales cohesionados, señalan los científicos, tienen más éxito contra los depredadores, pueden defenderse mejor, e incluso, amplían su territorio y adquieren más parejas reproductivas. Esto es básico para la aparición de habilidades políticas -para agradar, aplacar, manipular e intimidar, transar favores, rascarse la espalda, mantenerse aseados y prosperar como especie.

A través del tiempo, las demandas sociales de la vida animal se han convertido en la más importante de sus presiones selectivas del medio ambiente, posiblemente sirviendo a la evolución de cerebros que valoran más la participación política. Lo mismo sucede con la especie humana, y se aprecia que no hay vuelta atrás en este proceso. Un lobo solitario es un lobo débil, una falla sin oportunidad de sobrevivir.

Macacos

Dario Maestreipieri, primatólogo de la Universidad de Chicago, ha observado dilemas similares en humanos y en macacos rhesus. "La paradoja de las especies altamente sociales como los macacos rhesus y los humanos es que nuestra complejidad social es la razón de nuestro éxito, pero es también la fuente de uno de nuestros más grandes problemas", declara. "A través de la historia humana, podemos ver que los peores problemas para las personas casi siempre vienen de otras personas, y lo mismo sucede con otros primates y monos. A los rhesus puedes ponerlos donde sea, pero su principal problema será siempre provocado por otros macacos rhesus".

Como el Dr. Maestripieri ha notado, los macacos rhesus encarnan el concepto de "maquiavélico" (y llamó de la misma manera a su último libro sobre los macacos "Inteligencia Maquiavélica"). "Los individuos no pelean por comida, espacio o recursos", explica Mastripieri. "Pelean por poder". Con poder y estatus, agrega, "ellos tendrán el control sobre todo lo demás".

Los macacos rhesus, omnívoros de tamaño mediano con grueso pelaje marrón, largas caras barbadas y orejas inquietantemente humanas, se encuentran a través de Asia, incluyendo muchas ciudades donde, como otros, disfrutan de hostigar a los turistas. Los macacos suelen vivir en grupo de 30 individuos, la mayoría de ellos relacionados genéticamente a las hembras y su descendencia. El estado de una hembra está determinado por su estatus de madre. Los machos adultos, como los que entran en el grupo desde el exterior, deben establecer su posición social peleándose, mordiendo, mostrando los caninos, pero lo más importante, uniéndose a otros monos. "Las peleas nunca ocurren exclusivamente entre dos individuos", declara Maestripieri. "Siempre hay otros individuos involucrados, y tus probabilidades de éxito dependerán siempre de cuántos aliados tengas, cuán fuerte es tu soporte social".

Los macacos y otros monos cultivan relaciones sociales sentándose cerca de sus amigos, limpiándose mutuamente en cada ocasión que se presente y yendo en su ayuda -al menos, cuando tienes oportunidad de ser visto en acción. "Los machos rhesus son la quintaesencia del oportunismo", declara Maestripieri. "Ellos simulan estar ayudando a otros, pero sólo ayudan a los adultos, no a los pequeños. Sólo ayudan a aquellos que están más alto que ellos en su escala social, no a los que están más abajo. Intervienen en las peleas cuando saben que van a ganar de cualquier manera, y que el riesgo que corren es bajo". En suma, agrega, "tratan de sacar el máximo beneficio al mínimo costo, y esa estrategia parece funcionar".

No todos los monos machos persiguen el poder apelando a los de su mismo sexo. Entre los babuinos oliva, por ejemplo, un joven macho adulto que ha dejado su grupo natal y busca ser acogido en un nuevo grupo, comienza estableciendo amistades con una hembra que en ese momento no esté en celo, así no será impugnado por los otros machos del grupo. "Si el macho tiene éxito en la amistad con la hembra, ello le abre espacio con sus familiares y le permite trabajar con toda la red de conexiones de la hembra", declara Barbara Smuts, bióloga de la Universidad de Michigan. "En los babuinos oliva, la amistad con las hembras puede ser una alianza política mucho más importante que las alianzas con otros machos".

Como los machos siempre están teniendo sexo de manera dispersa, mientras las hembras permanecen apoyando a las redes femeninas y criando a los pequeños, éstas constituyen la columna vertebral política entre los mamíferos sociales. Además, alargan la vida de las especies y hacen más rica su vida social.

Elefantes

Rivalizando con la especie humana, los elefantes han demostrado poseer la red social más elaborada observada nunca en el reino animal, y sus recuerdos de amigos lejanos y sus complejas relaciones sociales apoyan su reputación de especie con inteligencia privilegiada. "La sociedad de los elefantes se organiza matriarcalmente", declara George Wittemeyer, experto en esta especie de la Universidad de California, Berkeley. "La manada es gobernada por un grupo central de 10 elefantes liderado por la hembra más vieja. Este núcleo grupal permanece reunido y cercano casi todo el tiempo, viajando largas distancias, deteniéndose a cavar pozos de agua, buscando follaje fresco para alimentar a su manada.

"Están constantemente tomando decisiones, debatiendo entre ellos acerca del agua, la comida y la seguridad", dice Wittemeyer. "Puedes verlos en el campo. Puedes escuchar sus voces de desacuerdo". "Normalmente, la matriarca tiene la última palabra, y los demás respetan su decisión. Si una facción está en completo desacuerdo y quiere hacer valer su postura, "el grupo se separará y se reunirá nuevamente más tarde".

La edad tiene sus privilegios, declara, y las hembras de más edad, aún cuando no sean las más grandes, tendrán a menudo los mejores lugares para dormir y la mejor comida. Pero esto también conlleva responsabilidades, y la matriarca es la primera en afrontar los conflictos con otros elefantes o las amenazas predatorias, que algunas veces tienen efectos letales.

Cachalotes

Hal Whitehead y sus colegas, de la Universidad de Dalhousie, han encontrado sorprendentes paralelismos entre el elefante y el cachalote, que tiene el cerebro más grande de todos los animales conocidos. Al igual que los elefantes, la sociedad de los cachalotes está sexualmente segregada, las hembras por ejemplo prefieren asentarse en las zonas cercanas al norte o sur del ecuador, y los machos prefieren las aguas cercanas a los polos.

Como en los elefantes, la unidad social básica es un clan de unas 10 a 12 hembras con sus crías. Los cachalotes también son muy elocuentes: se comunican entre ellos a través de grandes distancias utilizando un patrón de clicks similar al código Morse. Cada clan, aclara Whitehead, tiene un dialecto de clicks distintivos que los miembros usan para identificarse entre sí, y que los adultos enseñan a los jóvenes. En otras palabras "pareciera que tienen una forma de cultura".

Nadie sabe lo que las ballenas pueden decir en su diálogo de clicks, pero podría ser una forma de votar -es momento de bucear más hondo para encontrar calamares, de volver a la superficie, moverse, nadar más rápido. Los clanes también deciden cuáles machos les gustan más para reproducirse y cuáles no les gustan, para rechazarlos colectivamente.Toda una práctica democráticamente instalada.


El paralelismo y diversidad entre especies sociales tiene relevancia ética a la hora de establecer las relaciones que los humanos como especie establecemos con los animales. Después de leer este artículo, espero que ya no se vea igual al elefante encadenado en un circo, e incluso sin pensar en animales maltratados, que dejemos de ver a los animales como seres vacíos de contenido que deba importarnos.

Es evidente que cada vez descubrimos más aspectos fascinantes de los animales: ya es hora de trabajar para el cese de su explotación, para el fin de su esclavitud. Porque lo merecen en sí mismos, y porque como humanos no somos mejores que otros animales. Sólo somos una especie más, con la odiosa capacidad de destruir a gran escala, pero también con la capacidad, y por lo tanto la obligación, de transformar el mundo en un mejor lugar para todos.

Fuente: New York Times. Fuente imagenes:  JoshDubya, National Park Service USA, Mbostock, Primates.com, Arno&Louise, Smithsonian National Museum of Natural History.