Problemas medioambientales de la producción de carne
Por FabiolaHoy se conmemora el Día del Medio Ambiente y quiero poner en discusión uno de los problemas que suman gravedad al tema del calentamiento global: la crianza industrial de ganado para consumo humano. Ésta no sólo es cuestionable éticamente, sino que además tiene una serie de desventajas medioambientales que, generalmente, son desconocidas o poco difundidas: genera problemas de desigualdades alimentarias y pérdida de biodiversidad, además de contaminación del agua, el aire y la tierra. En este artículo, analizaremos las dos primeras.
La producción mundial de carne se ha cuadruplicado en los últimos 50 años y la tasa de stock cárnico crece a una tasa mayor (3:1) que la población humana. Esto, naturalmente contribuye a aumentar los problemas medioambientales de la agricultura. Un reporte firmado por la FAO (United Nations Food and Agriculture Organization), la USAID (US Agency for International Development) y el Banco Mundial concluyó que las granjas factorías:
''...actúan directamente sobre la tierra, el agua, el aire y la biodiversidad a través de la emisión de basura y contaminantes animales, el uso de combustibles fósiles y la sustitución de las fuentes genéticas animales. Además, esto afecta la distribución global de la tierra, al repercutir sobre la tierra cultivable para satisfacer las necesidades de alimento concentrado para el ganado. Las emisiones de amoníaco de los almacenes de desechos de excretas localiza la acidificación de la tierra y la contaminación local de aguas y tierras.''
Problemas de alimentación de la población
La FAO estima que existen cerca de 840 millones de personas desnutridas (lo que equivale al 14% de la población total humana). Cerca de 25.000 personas mueren a diario por enfermedades asociadas al hambre. Cada año 6 millones de niños menores de 5 años mueren por el hambre y la malnutrición (ello es igual a la cantidad total de población infantil de Francia e Italia, juntos). Con una expectativa de crecimiento global de la población de 6 mil millones a 9 mil millones de personas para el año 2050, una de las más urgentes cuestiones que encaramos ahora es cómo nosotros –como especie—nos alimentaremos en el siglo XXI. Todo un problema ético y de justicia social.
La disponibilidad de la tierra es una de las variables en la producción de alimentos. La tierra tiene áreas limitadas de viabilidad agrícola, por lo que cómo usamos esas áreas es un punto central para determinar la manera en que alimentaremos al mundo. Hasta el momento, el problema no es la falta de tierra –la cantidad actual de terrenos cultivables es suficiente para producir alimento para una población de 8-10 mil millones de personas—sino la mala distribución de éstas. Pobreza, falta de poder, guerras y corrupción conspiran para asegurar un desigual acceso a los alimentos. Además, el estilo de vida occidental –y particularmente la alimentación y la dieta—pueden jugar un rol importante en la mala distribución de los alimentos y la falta de equidad en la distribución de la nutrición.
Somos nosotros los responsables de las muertes por hambre en un mundo que da suficientes alimentos para todos.
¿Cómo influye la producción cárnica?
El stock vivo de producción mundial cárnica excede los 21 millones de animales cada año, lo que es más de tres veces y media la población mundial. Además, el crecimiento de los animales toma más de 2/3 de la tierra agrícola, y 1/3 del área global cultivable. Esto es aparentemente justificable porque no sólo se consume la carne de éstos animales, sino además sus subproductos y otros productos, como huevos y leche, por lo que los animales de granja nos proveen de una fuente alimenticia extra que también necesitaríamos. O eso es, al menos, lo que la agroindustria nos quiere hacer creer.
De hecho, los animales de granja están siendo cada vez más alimentados con granos y cereales que pudieran ser consumidos directamente por los humanos. O son criados en tierras que podrían ser cultivadas con alimentos que irían directamente a los humanos, en vez de convertirse en pienso para el ganado. En el año 1900, sólo el 10% del total del grano mundial estaba destinado a la alimentación animal; en 1950 creció a un poco más de 20%, para llegar a un 45% en las primeras décadas de los '90. Hoy, más del 60% del grano se usa para alimentar al ganado.
Este uso de la cosecha mundial de granos podría ser aceptable si la producción mundial de alimentos no estuviera manchada por el hecho de que la producción de carne y lácteos es notoriamente ineficiente energéticamente hablando. Todos los animales usan la energía de la comida para moverse, mantener su temperatura y su funcionamiento fisiológico. Esto significa que sólo un pequeño porcentaje de la energía obtenida del pienso es convertida en carne o lácteos. La estimación de los niveles de eficiencia varía, pero en un estudio reciente, el prof. Vaclav Smil (U. de Manitoba, Canadá) calculó que el ganado de carne alimentado con granos puede convertir un 2,5% de su energía en alimento para consumo humano. La estimación de la conversión de proteínas era un poco más eficiente, con menos de un 5% de las proteínas convertidas en alimento apto para los humanos.
Este ejemplo es el extremo de la baja eficiencia alimenticia, pero incluso el producto más eficiente –la leche— representa un desperdicio de tierra agrícola. El prof. Smil calculó que la eficiencia energética de las vacas lecheras es de entre 55% y 67%.
La eficiencia también puede ser medida en términos de la tierra que se requiere para producir una caloría cárnica. Cuando Gerbens-Leenes et al. examinaron el uso de la tierra para alimentación en Holanda, concluyeron que una dieta vegana encuentra las calorías y proteínas que necesita desde 300 metros cuadrados plantados con patatas. Una dieta más variada, con vegetales y frutas, granos y legumbres, puede requerir de 700 metros cuadrados. Reemplazando un tercio de estas calorías por las obtenidas de leche y huevos, se dobla la cantidad requerida (1.400 metros cuadrados). Una típica dieta europea omnívora requeriría de cinco veces la superficie de una dieta vegana (1.500 metros cuadrados).
Problemas con la Biodiversidad
Nadie sabe realmente cuántas especies habitan en la Tierra. Se estima una tasa de 2 millones a 100 millones de especies diferentes, pero los expertos optan por acercarse a una cifra de 10 millones. De éstas, sólo 1.4 millones han sido nombradas y clasificadas, y sólo un pequeño porcentaje de éstas han sido estudiadas en detalle1.
La lista roja de la Unión de Conservación Mundial muestra que un 18% de todos los vertebrados clasificados en el 2002 están en peligro de extinción. Esto incluye un 24% de mamíferos, 12% de aves, 25% de reptiles, 21% de anfibios y un 30% de peces. Un 49% de las plantas clasificadas en el 2002 están en extinción. Se estima que la tasa anual de pérdida de especies fluctúa entre 1.000 y 10.000 veces más alta que la pérdida natural de éstas. Estadísticas como éstas han hecho pensar a muchos cientistas medioambientales que estamos en un proceso de extinción masiva de especies.
Esto es extremadamente preocupante por una serie de razones. Creamos o no que las especies tiene un valor intrínseco, no podemos negar que la pérdida de un gran número de especies puede tener serias consecuencias en la producción de alimentos, la sustentabilidad medioambiental y el futuro de los avances médico-biológicos; así como tener efectos globales a nivel ecosistémico. La pérdida de biodiversidad también tiene un serio impacto en las poblaciones indígenas que dependen de la existencia de muchas y variadas especies para su sobrevivencia.
¿Cómo influye la producción cárnica?
En un reporte comisionado de la FAO, se argumenta que la producción industrial de carne contribuye a la pérdida de especies a través de su
“demanda de concentrados alimentarios, que cambia el uso de las tierras y acentúa los monocultivos. La producción de granos, particularmente, suma stress a la biodiversidad a través de la pérdida de hábitats y los daños al funcionamiento de los ecosistemas.”
La destrucción de los hábitats es de por sí solo un importante factor en la pérdida irrecuperable de especies. La deforestación, degradación de la tierra y el cultivo intensivo de tierras representan destrucción de ecosistemas y pérdida masiva de la biodiversidad.
La selva tropical, aunque cubre solamente un 10% de la superficie total del planeta, contiene cerca de 90% de todas las especies –muchas de las cuales nunca han sido estudiadas—. La destrucción total del medio ambiente selvático para cultivar pienso para el ganado y la alimentación de animales de granja contribuye directamente a la pérdida de biodiversidad.
Otros factores que aumentan la vulnerabilidad de las especies son la polución, el cambio climático, la sobrexplotación y la introducción de especies no autóctonas en los ecosistemas. Todos estos factores se relacionan directamente con la producción industrial de carne.
“Las raíces de la crisis de la biodiversidad no están “ahí afuera” en la selva o la sabana, sino que están introducidas en nuestros estilos de vida.”
Fuente: Vegan Society. Traducido por Ecosofia.org. Fuente imágenes: Factory Farming, Reserva Nativa, inSurGente.