Otra vez septiembre, otra vez el rodeo...
Por FabiolaNuevo año de celebración de tradiciones, de homenajear la "chilenidad" y de pasarlo bien con los amigos y seres queridos en un ambiente de distensión y relajo. Y por otro año consecutivo se vuelve a cuestionar el rodeo: con el lanzamiento de la octava versión de la campaña "Septiembre sin Crueldad" de AnimaNaturalis, muchos medios han hecho eco y se ha abierto el debate en torno a si el rodeo maltrata los animales, y si es una tradición que deba respetarse, modificarse o eliminarse.
Como ya escribí en un artículo anterior, septiembre en Chile es sinónimo de tradiciones crueles con los animales, entre ellas, el rodeo. Si bien tanto el rodeo como las domaduras tuvieron un origen en actividades ligadas propiamente a la agricultura (conteo, adiestramiento de caballos y vacas, siega y cosecha de los cultivos) hoy en día estas actividades han perdido su contenido de necesidad (en el campo ya no se utilizan animales para estos efectos, sino maquinarias más eficientes) y se ha transformado su contenido en un reclamo estético de "fiesta tradicional" que recuerda y evoca nuestras raíces.
En efecto, recordar las raíces es necesario para la memoria histórica, para sentar las bases de una identidad colectiva que nos define en un contexto valórico y patrimonial cultural común. Ese punto no se cuestiona: lo que cuestionamos los animalistas es que una tradición deba basarse en la explotación y maltrato de los animales, que son obligados a participar en una fiesta que divierte a todos, pero a la que ellso no fueron invitados. No creemos que una tradición deba mantenerse si fomenta una ética que acepta el maltrato y el abuso con los otros, diferentes o más débiles. ¿Qué mal han hecho estas bestias? ¿Nacer cubiertas de pelo, dotadas de cornamenta o de fuerza, catalogadas como "bestias de trabajo" y por ello predestinadas a ser usadas para diversión de los animales humanos?
No creemos que sea un dato relevante el hecho de que una tradición sea secular o practicada desde muchas generaciones: existen tradiciones que por su violencia no merecen mantenerse ni fomentarse más. La ablación de clítoris de las niñas africanas, e incluso, la violencia contra las mujeres (recordemos que era parte del "acervo" habitual de los machos golpear a sus mujeres) o el maltrato de los niños son prácticas habituales de diferentes estatos y culturas... pero, ¿en virtud de eso deben fomentarse? ¿Por qué muchas asociaciones y personas están hoy dedicando todos sus esfuerzos a su erradicación? Precisamente por la violencia ejercida sobre otro, un otro diferente (la mujer, los niños) que no tiene validez moral para decidir si quiere ser violentado o no. Sucede exactamente lo mismo con los animales: ni las vacas, novillos ni los caballos "pidieron" estar allí, ser magullados, perseguidos ni acosados. Los animales son "pacientes morales": reciben los actos de los agentes humanos. En virtud de ello merecen protección especial, como los niños, porque ellos no pueden consentir.
Existen, además, tantas otras tradiciones chilenas hermosas y verdaderamente culturales, que fomentan la creatividad y otras capacidades físicas, motoras o intelectuales... ¿por qué no fomentar esas actividades como verdadero "deporte", y dejar a los animales tranquilos, en pos de una ética de la no violencia?