16 Ago 2006

Animales no humanos: ¿Propiedad de los animales humanos?

Por Fabiola

Usados desde siempre como animales de carga y trabajo, como entretención, como fuentes de alimentación y/o vestuario, como fuente de lucro; los animales no humanos viven en una relación problemática con los animales humanos. De hecho, en varios artículos del sitio se ha dado la discusión sobre si los animales no humanos son -o no- propiedades de los animales humanos.

Mi postura personal frente al tema es que LOS ANIMALES NO HUMANOS NO SON PROPIEDAD DE LOS ANIMALES HUMANOS, porque ellos son portadores de valor intrínseco, lo que les da un valor supremo sobre cualquier valor utilitario que los humanos quieran adjudicarles. Ahora, en honor a la verdad de lo práctico podemos decir que en ocasiones encontraremos colisión de intereses entre los valores humanos y/o animales: pero ello no quiere decir que la diferencia sea resuelta siempre a favor de los animales humanos. En este sitio, el Especismo (o prejuicio en favor de la propia especie en desmedro de las otras) está fuera de lugar.

Los animales no humanos son considerados como fuente de recursos para los humanos: son entretención, compañía, alimentación, vestuario, etc... desde la prehistoria y la domesticación de los animales éstos han venido a convertirse en "objetos" de uso para los seres humanos, de hecho, en el Código Civil chileno los animales aún son considerados "bienes muebles" sobre los que su dueño tiene potestad y titularidad.

En muchos artículos de este sitio, pero especialmente en el debate sobre las peleas de perros, el argumento de la "propiedad" de los animales humanos sobre los animales humanos es fuente de justificación no sólo de la irracional masacre de las peleas de perros, sino también de la alimentación cárnica o de cualquier acto que utilice a los animales no humanos a favor de "las personas".

Creo que es importante en este punto destacar dos ideas:

  1. que los animales humanos son libres y racionales, por ello son portadores de un protagonismo ético innegable.
  2. que los animales no humanos son portadores de valor intrínseco, lo que se superpone a cualquier valor utilitario que vaya a favor de los animales humanos.

Desde la primera de las ideas, los animales humanos comparten "animalidad" con las "bestias brutas", son parte de cadenas tróficas y bioticas descritas exhaustivamente por la ecología. Pero además, los animales humanos son seres racionales, y en virtud de dicha racionalidad son capaces de configurar valores para sus acciones ("lo bueno" o "lo malo" que se configurarán en relación a un contexto determinado). Estas valoraciones siempre tenderán a entrar en conflicto entre personas, y con mayor razón, entre animales no humanos y humanos.

Contra el especismo

La manera de resolver esta diferencia es la que cuestionamos en este sitio: cuando los prejuicios de especie (especismo) son los que rigen esta solución, podemos estatuir que hasta los más grandes horrores son éticamente justificables (principalmente desde el relativismo) a la hora de relacionarnos con los animales no humanos. De este modo, prácticas sangrientas, crueles e innecesarias se justifican desde la óptica de la defensa de los intereses humanos.

Cuando aplicamos la segunda de estas ideas (que los animales no humanos son portadores de valor intrínseco, por el sólo hecho de existir o de "ser y estar" en el mundo) tenemos que detenernos a pensar un poco más en las consecuencias de nuestras acciones, y en esta nueva perspectiva no solamente los animales humanos son relevantes, sino también donde adquieren importancia ética los animales no humanos. La crisis ecológica global tiene relación con la forma que el hombre se relaciona con la naturaleza, y en este sentido, nuestra relación con los animales no humanos tiene mucho que decir.

Al ser los animales no humanos considerados como nuestra propiedad, podemos hacer con ellos lo que se nos plazca (desde vestirlos como muñecas, a maltratarlos, aniquilarlos, encerrarlos, comernoslos, etc.), porque su valor es supuestamente menos importante que las necesidades o caprichos humanos.

Por otra parte, dejar de considerar a los animales no humanos como nuestra propiedad pasa por reconocerles su propio valor intrínseco en tanto seres dotados de ciertas capacidades (como sentir, aprender, planificar, organizarse en grupos, etc., dependiendo de la especie), algunas de ellas similares a las humanas, por las que es arbitrario resolver toda situación problemática siempre a favor de los miembros de la propia especie. Si un hombre y un perro tienen similares capacidades: ¿por qué podemos maltratar, castigar, encerrar, experimentar sustancias y/o divertirnos cruelmente a costa del animal no humano? ¿Sólo porque no es humano?.

Aplicar una ética de manga ancha para la propia especie devela una mezquindad y una cortedad de vista que está culturalmente enquistada en nuestras sociedades. Contra esa "costra nauseabunda" que provoca tanto sufrimiento innecesario es que se alza la ética no-especista, de la compasión y de la vida, que pondera a animales humanos y no humanos desde una valoración que no siempre resolverá automáticamente a favor de los animales humanos.

Debemos aprender a convivir con otras especies en un espacio común, debemos asumirnos en nuestro papel medianero entre la animalidad y la racionalidad sin cometer la arbitrariedad de "llevarnos el balón a casa" cuando los involucrados son todos éticamente relevantes.